(dedicado a Macu)
Hace un tiempo, un día, desperté convertido en un horrible insecto. No, no es chiste a ver si leíste a Kafka. Me había convertido en un insecto en serio! Pero la apariencia exterior no había cambiado. El interior era distinto. El olfato era mucho más sensible! Y más tosco también. Tipo que sentía los olores de a uno por vez, violentos, de a uno por vez. Sin sensibilidad para las combinaciones y matices. De hecho, me vino el gusto por las pinturas de Matisse. No sé qué período. Porque con los colores pasaba lo mismo. Me hice adicto al arte contemporánea. En blanco y negro y cuanto más conceptual mejor! Bueno, eso fue medio en chiste, pero de verdad mis sentidos se transformaron, como los del Hombre Araña. Yo estoy convencido de que también mis órganos se transformaron, se hicieron más fibrosos y turgentes. Tipo "V", en serio, tipo esa serie "V" que son como lagartos por dentro. Pero por dentro yo no me convertí en lagarto. Tampoco tanto. No tanto. Pero suficiente para cambiarme de especie. Debe de haber habido cambios hormonales. Las sensaciones eran diferentes. Había perdido la capacidad de sentir afecto, amor. El mundo se me había vuelto más práctico. Una vez en la radio escuché una entrevista a una mujer que es autista. Autista y graduada universitaria, con posgrado, doctorado creo, y con varios libros escritos. Una historia alucinante la de aquella mujer. La madre siempre le dijo que ella era diferente, sin duda, pero PARA MEJOR. La hija se desarrolló hasta el máximo de su potencial, mejor imposible. Y su desarrollo resultó ser solamente intelectual, casi que mineral, y penetrante como para ser ella misma consciente de su incapacidad para sentir afecto, e incluso para decirlo públicamente sin un atisbo de emoción. Uno no puede dejar de ver la ironía que el destino le jugó a aquella madre, quizás por ella haber hecho a su hija desafiarlo. Además de no sentir afecto, esta mujer contaba tener una memoria en imágenes. Podía mirar una escena y, si era necesario, volver más tarde a aquella imagen y escudriñarle los detalles. Una genia la autista. A mí la transformación no me había hecho más inteligente. Pero el mundo me importaba tan poco... Tipo sala de juegos, apenas un recurso para conseguir estímulos. No le dije a nadie en el momento. Al principio disimulé que no era un insecto, que era el mismo. A veces lloraba como si sintiera en un intento arrebatado de sentir que sentía. Con mis nuevos sentidos el mundo también era diferente, todo de colores chillones, sin gracia en casi nada. Las conversaciones de los otros... qué cosa vacía, vaga, mezquina, venal... También estoy convencido de que aquella misma noche gran parte de mi familia, de mis amigos, de mis colegas, se habían también convertido en insectos y disimulaban, igual que hacía yo. Para empezar, mi mujer, je je. Pero esa es otra historia, que tal vez contaré otro día.
(p.s.: se Macu perguntar porquê Macu, sou vidente.)
sábado, 31 de julho de 2010
Assinar:
Postar comentários (Atom)
Nenhum comentário:
Postar um comentário