domingo, 18 de novembro de 2007

Pena

Era tan fácil, o parecía serlo,
Quererle parecía tan fácil,
Él se acomodaba a casi todo, era optimista,
Apenas necesitaba ser único, tener algo especial,
Algún detalle único al menos.
No necesitabas volverte perfecta e inimitable,
Él tampoco era perfecto e inimitable,
Era común o peor que común en tantas cosas,
Pero desde niño sintió la obligación de ser único,
Con las derrotas se fue fatigando,
Al final con ser único en algún detalle le alcanzaba
Para sentir que no había perdido en todo.
Claro que nadie te obligaba,
Tenías derecho a ser común en todo lo que quisieras,
Pero también podías no serlo,
También podías conservar algún detalle único de los del principio,
O inventar otros detalles perfectos,
Que lo hicieran sentir que no había perdido en todo,
Darle cada día un instante que compensara las derrotas.
Nada te obligaba, es cierto,
Él necesitaba eso por su propia neurosis o inmadurez o cobardía,
Y aunque lo pedía parecía no pedirlo.
En fin,
No estabas obligada y tenías mil excusas para quitarle cada detalle perfecto,
Para volverte más común cada día, ya que la vida común es mejor, tan reposada,
Y exigirle también que fuera común él, como toda mujer común exige,
Exigirle que fuera como mínimo común, en todo, de común para arriba.
Una mujer común tiene derecho a un marido común, nada de cosas raras,
Nada de fiestas, nada de crisis, nada de excepciones o debilidades,
Nada de días únicos ni cualidades inexplicables ni transgresiones,
Nada de pecados sin penitencia ni de sinceridad sin sarcasmo,
Una buena vida común, que te permitiera relajarte en un rol común.
Era tu derecho, como dicen las revistas,
No tenías por qué renunciar a exigirle A, B y C, cosas simples y comunes,
Ni por qué renunciar a hacer X, Y o Z, como toda mujer común hace.
Es que no es cuestión de derechos,
Esos no te los quita nadie,
Sólo me da pena, porque, al mismo tiempo,
Da la sensación de que era tan fácil,
Quererle parecía tan fácil,
Se acomodaba casi a todo, daba la impresión,
Estaba dispuesto a perder casi en todo,
Sólo quería ganar en algo,
En algún detalle único,
Porque de chico se lo prometió a sí mismo, quizás,
O porque era neurótico e inmaduro,
Era cuestión de dejarlo ganar en algo, de hacerlo sentir único,
De darle algún motivo para alguna sonrisa secreta en el momento de la frustración.
Era cuestión, me parece, de quererlo así,
Con esa necesidad a la cual no tenía derecho,
Y que vista de lejos parece fácil pero tal vez te resultaba imposible,
O tal vez simplemente no lo querías, que claro es tu derecho,
Aunque fuera fácil, bien podías no quererlo, nada te obligaba,
Era peor que común en tantas cosas, y encima quería ser único en algo,
No tenía ese derecho,
Por eso digo que criticar, lo que se dice criticar en negro y blanco,
Eso no cabe, no me surge.